Es genial que ahora la ropa de los niños les permita verse tan a la moda como sus padres, pero ¿cómo se supone que te debes sentir cuando alguien de seis años se viste mejor que tú? Aunque probablemente sean sus padres quienes les ayudan a elegir su ropa, no deja de ser un tanto extraño verlos vestidos como adultos.
Ellos y ellas lucen un aspecto fresco de pies a cabeza, y sí, son francamente adorables.
También debemos escucharles y dejarles decidir cuando vayamos de compras. Por mucho que nos guste un vestido de flores y creamos que nuestra niña estará preciosa, si ella prefiere unos tejanos y una camiseta no hay necesidad de prohibírselo, siempre, como decía, con una cierta coherencia. Si necesita una chaqueta buscaremos una chaqueta, no es cuestión de comprar por comprar, pero si de no imponer nuestros gustos a otra persona. Nuestros hijos no son objetos, ni muñecos, ni nos pertenecen para que nos expresemos a través de ellos.
En realidad no pasa nada si un niño quiere combinar colores de forma que no nos guste, o se inclina por un estampado estridente o unas zapatillas fosforita. Lo que importa es que elijan ropa que sea cómoda, adecuada para ellos y de buena calidad, la estética es algo que no tiene reglas fijas.
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